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Todos los seres humanos normales se interesan por su pasado. Sólo cuando el interés se convierte en obsesión, eclipsando la conducta presente y futura, es un peligro. Del mismo modo, las naciones sanas se interesan por su historia, pero una preocupación morbosa por las glorias pasadas es señal de que algo va mal en la constitución del Estado.