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Las dudas del amor nunca se superan del todo; crecen con sus diversas ansiedades, timideces y ternuras, y son los frutos mismos de la reverencia con que se contempla el objeto admirado.
Las dudas del amor nunca se superan del todo; crecen con sus diversas ansiedades, timideces y ternuras, y son los frutos mismos de la reverencia con que se contempla el objeto admirado.