La conciliación de la vida laboral y familiar es una dura realidad para muchas mujeres, que se ven obligadas cada día a tomar decisiones imposibles. ¿Llevan a sus hijos al médico... y se arriesgan a que las despidan? ¿Trabajan los fines de semana para poder enviar a sus hijos a una guardería mejor... aunque eso signifique pasar menos tiempo con su familia? ¿Toman otro turno en el trabajo para poder pagar las clases de piano de sus hijos... aunque eso signifique que tienen que dejar de ser voluntarios en la Asociación de Padres y Profesores? No debería ser tan difícil formar familias sanas.