La Primera Ley de Inversión de Quinn es no comprar nunca nada cuyo precio no puedas seguir en los periódicos. Una inversión sin mercado público atrae a los fabulistas como los picnics atraen a las hormigas. Los agentes de bolsa y los planificadores financieros pueden decirle lo que quieran, porque nadie sabe realmente qué es verdad. El Primer Corolario de la Primera Ley de Quinn dice que, aunque el precio esté en los periódicos, no hay que comprar nada demasiado complejo para explicárselo a un niño medio de 12 años.