Desgraciadamente, la carta de los derechos de la mujer llega con mucho retraso. Debería haber llegado junto con los derechos del hombre en el siglo XVIII. Su retraso en cuanto al momento de la proclamación oficial es un retraso en cuanto a la visión social. E incluso si la igualdad de derechos estuviera ahora escrita en la ley de nuestro país, sería tan inadecuada hoy en día como medio para la alimentación, el vestido y la vivienda de la mujer en general, que lo que todavía estarían disfrutando sería la igualdad en el desastre más que en un privilegio realista.