-
ya deberíamos darnos cuenta (véase Corea, véase Vietnam, véase Afganistán, véase Irak, véase Irán) de que desplegar el ejército estadounidense, o repartir miles de millones de dólares al año en armas a nuestro aliado de turno que puede servir de rival regional a nuestro enemigo de turno, no siempre es la mejor manera de hacer desaparecer las amenazas. Nuestra potencia militar y armamentística es un martillo fantástico y perfectamente ponderado, pero eso no convierte todos los problemas internacionales en clavos.