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Después de que la puerta del corazón de una mujer ha oscilado una vez sobre sus silenciosos goznes, un hombre piensa que puede apuntalarla con un ladrillo e irse y dejarla.
Después de que la puerta del corazón de una mujer ha oscilado una vez sobre sus silenciosos goznes, un hombre piensa que puede apuntalarla con un ladrillo e irse y dejarla.