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No pocas veces, cuando un hombre pide a una mujer que se case con él, quiere decir que desea que le ayude a amarse a sí mismo, y si, cegada por sus propios sentimientos, ella le toma por capitán, su embarcación de recreo se convierte en un barco pirata, los colores cambian a una bandera negra con un signo siniestro, y su destino inevitable es el arrecife de coral.