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Cinco años de oro, Corazón mío, hemos recorrido juntos el camino de la vida, y no hay hora que hubiera cambiado; no hay momento en que te hubiera querido de otra manera que como has sido. Sé que hoy en día está de moda decir que el amor termina en el altar, pero no es así. Tú y yo hemos encontrado el viejo sueño del mundo divinamente verdadero. No es una fantasía de poeta ni un truco de la imaginación, sino algo de belleza inmarcesible e interminable.