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el escritor debe resistir esta tentación [de citar] y hacerlo lo mejor posible con sus propias herramientas. A los músicos nos resultaría muy cómodo si, llegados a una determinada crisis emocional en nuestra obra, pudiéramos simplemente meter unos compases de Brahms o Schubert. De hecho, muchos compositores no dudan en hacerlo. Pero nunca he oído defender esta práctica; posiblemente porque ese horrible símbolo del hurto, la coma invertida, no puede incorporarse bien a una partitura musical.