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Una de las fuerzas destructivas más perversas, psicológicamente hablando, es el poder creativo no utilizado... Si alguien tiene un don creativo y por pereza, o por alguna otra razón, no lo utiliza, la energía psíquica se convierte en puro veneno. Por eso a menudo diagnosticamos las neurosis y las enfermedades psicóticas como posibilidades superiores no vividas.