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  • Ningún hombre puede esperar encontrar un amigo sin defectos; ni puede proponerse serlo para otro. Sin la recíproca dulzura y templanza no puede haber continuidad en la amistad. Todo hombre tendrá algo que hacer por su amigo, y algo que soportar en él. Sólo el hombre sobrio puede hacer lo primero; y para lo segundo se requiere paciencia. Es mejor que un hombre dependa de sí mismo, a que se moleste con un loco o con un tonto.