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  • Mi último consejo es que eduquen, agiten y organicen; que tengan fe en sí mismos. Con la justicia de nuestro lado, no veo cómo podemos perder la batalla. Para mí, la batalla es una cuestión de alegría. La batalla es espiritual en el sentido más amplio. No tiene nada de material ni de social. La nuestra no es una batalla por la riqueza o el poder. Es una batalla por la libertad. Es la batalla de la reivindicación de la personalidad humana.