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  • Se trata de un proceso que, si no dura toda la vida, se le acerca muchísimo. El escritor se amplía, se hace más profundo, se vuelve más observador, se templa, se vuelve mucho más sabio con el paso del tiempo. No es algo que se le inyecte con una aguja. No es algo que llega en una oleada de luz intermitente y explosiva una noche y dice: "¡Huzzah! ¡Eureka! Ya lo tengo!' y luego procede a escribir la gran novela americana en once días. No funciona así. Es un proceso largo, tedioso, duro y frustrante, pero nunca, nunca te dejes a un lado por el hecho de que sea duro.