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No hablemos de superdotación, de talentos innatos. Se puede presumir de grandes hombres de todo tipo que estaban muy poco dotados. Adquirieron la grandeza, se convirtieron en "genios" (como decimos nosotros), por cualidades de cuya carencia nadie que supiera lo que eran presumiría: todos poseían esa seriedad del obrero eficiente que primero aprende a construir bien las partes antes de aventurarse a modelar un gran todo; se concedían tiempo para ello, porque se complacían más en hacer bien las cosas pequeñas y secundarias que en el efecto de un todo deslumbrante.