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  • Crecí jugando al fútbol y cazando; fui a la escuela militar y luego al Cuerpo de Marines. La amabilidad no es un rasgo valorado. Por eso tuve que aprender a ser amable. A medida que me hago mayor, me doy cuenta de que es algo en lo que tengo que centrarme, pensar y practicar. En realidad, la amabilidad viene del corazón, así que se está extendiendo dentro de mí. Para mí ha sido un viaje mágico aprender a ser más amable con los demás.