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  • En la medida en que la atracción que me mueve es realmente irresistible, como una adicción invenciblemente fuerte, no funcionan los procedimientos normales de evaluación, deliberación, elección, decisión, etc. que constituyen la sustancia de nuestra vida política. Lo mismo ocurre con la aversión abrumadora. La persona torturada que simplemente quiere que se acabe, y punto, tampoco es un buen modelo de agente que actúe políticamente.

    Raymond Geuss (2008). “Philosophy and Real Politics”, p.30, Princeton University Press