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El tiempo es, en efecto, el teatro y la sede de las ilusiones; nada es tan dúctil y elástico. La mente alarga una hora hasta un siglo, y empequeñece una edad hasta una hora.
El tiempo es, en efecto, el teatro y la sede de las ilusiones; nada es tan dúctil y elástico. La mente alarga una hora hasta un siglo, y empequeñece una edad hasta una hora.