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  • La vanidad encuentra en el amor propio un aliado tan poderoso que asalta, como si fuera un golpe de mano, la ciudadela de nuestras cabezas, donde, habiendo cegado a los dos vigilantes, desciende fácilmente al corazón.

    Charles Caleb Colton (1824). “Lacon, Or, Many Things in a Few Words: Addressed to Those who Think”, p.144