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En verdad se nos permite llorar: llorando dispersamos nuestra ira; y las lágrimas atraviesan el corazón, incluso como un arroyo.
[Flere licet certe: flendo diffundimus iram:
Perque sinum lacrimae, fluminis instar enim.]
En verdad se nos permite llorar: llorando dispersamos nuestra ira; y las lágrimas atraviesan el corazón, incluso como un arroyo.
[Flere licet certe: flendo diffundimus iram:
Perque sinum lacrimae, fluminis instar enim.]