Autores:
  • El elogio, como el oro y los diamantes, sólo debe su valor a su escasez. Se abarata a medida que se vuelve vulgar, y ya no despierta expectativas ni anima a la empresa.

    Samuel Johnson, Elizabeth Carter, Samuel Richardson, Catherine Talbot (1825). "The Rambler: A Periodical Paper, Published in 1750, 1751, 1752", p.235