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La lucha libre profesional estaba ahí, y se me daba bien, gracias a Dios. Empecé a recibir muchas ofertas, pero, por desgracia, en la WWE tenía las manos atadas. Creo que tuvo mucho que ver con la transición de The Rock y con la posibilidad de que yo fuera el siguiente: la empresa no quería perder a otro de los mejores.