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Es cierto que uno de los primeros actos de los tiranos es borrar la historia, borrar la memoria registrada de un pueblo. Teniendo esto en cuenta, es importante recordar que el trabajo que realizamos como escritores, artistas e intérpretes formará parte esencial de la memoria colectiva a la que recurrirán las generaciones futuras. Por tanto, debemos a esas generaciones futuras defender esa memoria y ser testigos honestos de nuestro tiempo.