-
Los tiranos y dictadores no aceptarán otros dioses ante ellos. Exigen la desobediencia al Primer Mandamiento. Buscan el control absoluto y se sienten amenazados por la fe en Dios. Sólo temen el poder que no pueden poseer: el poder de la verdad. Por eso les molesta el ejemplo vivo de los devotos, especialmente la devoción de un pueblo único elegido por Dios.