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La elegancia del vestido, del movimiento y de los modales da brillo a la belleza e inflama los sentidos a través de la imaginación. Las diversiones lujosas, los bailes de medianoche y los espectáculos licenciosos representan a la vez una tentación y una oportunidad para la fragilidad femenina. La pobreza, la soledad y los penosos cuidados de la vida doméstica protegían a las mujeres de los bárbaros de tales peligros.