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Todos están de acuerdo en que las diversas cualidades morales son, en cierto sentido, otorgadas por la naturaleza: somos justos, capaces de templanza, valientes y poseemos las demás virtudes desde el momento de nuestro nacimiento. Pero, sin embargo, esperamos encontrar que la verdadera bondad es algo diferente, y que las virtudes en el verdadero sentido llegan a pertenecernos de otra manera. Pues incluso los niños y los animales salvajes poseen las disposiciones naturales, aunque sin Inteligencia éstas pueden ser manifiestamente dañinas.