Esta generación ha alterado la composición de la atmósfera a escala mundial mediante materiales radiactivos y un aumento constante del dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles. Cuencas aéreas regionales enteras, entornos de plantas de cultivo y cuencas fluviales están cargados de materiales nocivos. Los vehículos de motor y las calefacciones domésticas, los vertederos municipales y las fábricas arrojan continuamente contaminantes al aire que respiramos. Cada día se añaden a la atmósfera casi 50.000 toneladas de dióxido de azufre, desagradable y a veces venenoso, y nuestros automóviles producen casi 300.000 toneladas de otros contaminantes.