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Nunca honramos más a Jesús que cuando honramos a su Madre, y la honramos sólo y únicamente para honrarlo a Él con mayor perfección. Acudimos a Ella sólo como camino que conduce a la meta que buscamos: Jesús, su Hijo.
Nunca honramos más a Jesús que cuando honramos a su Madre, y la honramos sólo y únicamente para honrarlo a Él con mayor perfección. Acudimos a Ella sólo como camino que conduce a la meta que buscamos: Jesús, su Hijo.