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El dinero que nunca se gasta no es más que el juguete de un avaro. Ahorrar como ejercicio de abnegación es un objetivo inválido, un uso enfermizo del dinero.
El dinero que nunca se gasta no es más que el juguete de un avaro. Ahorrar como ejercicio de abnegación es un objetivo inválido, un uso enfermizo del dinero.