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Nos hemos convertido en Hombres Medios, del Crepúsculo, pero con memoria de otras cosas. Al igual que los Rohirrim, ahora amamos la guerra y el valor como cosas buenas en sí mismas, como deporte y como fin; y aunque aún sostenemos que un guerrero debe tener más habilidades y conocimientos que sólo el oficio de las armas y la matanza, estimamos al guerrero, no obstante, por encima de los hombres de otros oficios. Tal es la necesidad de nuestros días.