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A los 20, 25, 30, empezamos a darnos cuenta de que las posibilidades de escapar son cada vez menores. Tenemos trabajo, hijos, pareja, deudas. Esta es la parte de nosotros a la que se dirige la ficción literaria.
A los 20, 25, 30, empezamos a darnos cuenta de que las posibilidades de escapar son cada vez menores. Tenemos trabajo, hijos, pareja, deudas. Esta es la parte de nosotros a la que se dirige la ficción literaria.