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Cuando un viejo y un joven trabajan juntos, el espectáculo puede ser feo o bonito, dependiendo de quién esté al mando. Si el joven está al mando o no deja que el viejo tome el mando, la fuerza bruta del joven se vuelve destructiva e ineficaz, y la inteligencia del viejo, por frustración, se vuelve cruel e ineficaz. A veces el viejo olvida que es viejo e intenta competir con la fuerza del joven, y entonces es un espectáculo triste. O el joven se olvida de que es joven y discute con el viejo sobre cómo hacer el trabajo, y eso también es triste.