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Reímos, lloramos, trabajamos, jugamos, amamos, vivimos. Y luego morimos. ... Y muertos seguiríamos si no fuera por un Hombre y Su misión, Jesús de Nazaret. ... Con todo mi corazón y el fervor de mi alma, alzo mi voz como testigo especial y declaro que Dios vive. Jesús es Su Hijo, el Unigénito del Padre en la carne. Él es nuestro Redentor; Él es nuestro Mediador con el Padre. Él fue quien murió en la cruz para expiar nuestros pecados. Él se convirtió en la primicia de la Resurrección. Porque Él murió, todos volverán a vivir.