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  • Tus ojos son como una llama, pero nuestros hermanos no tienen ni esperanza ni fuego. Tu boca es de granito, pero nuestros hermanos son blandos y humildes. Tu cabeza es alta, pero nuestros hermanos se encogen. Tú caminas, pero nuestros hermanos se arrastran. Deseamos ser condenados contigo, en lugar de ser bendecidos con todos nuestros hermanos. Haz lo que quieras con nosotros, pero no nos alejes de ti.

    Ayn Rand (2016). “Anthem”, p.40, Xist Publishing