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No hay mucho espacio para la emoción no irónica en la cultura contemporánea. Creo que la ironía es una herramienta importante para afrontar el mundo tal y como lo encontramos. Es una herramienta de protección, pero también puede ser una herramienta de incisión para llegar a alguna verdad. Pero por el camino quizá hayamos perdido algo de lo que yo considero el poder de la emoción directa y la seriedad.