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Me acomplejaba ser tan larguirucha, ser yo misma. Agachaba la cabeza, inventaba excusas para no salir. Me miraba al espejo y me odiaba. Pensaba que era repugnante. Lloré constantemente de los 11 a los 16 años. Si pudiera decirle algo a mi yo más joven, sería que aprendiera a amar sus defectos. No pasa nada por mirarte al espejo y sentirte segura de ti misma.