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Básicamente, [mi profesora] me sobornó para que volviera a aprender con caramelos y dinero, y lo realmente extraordinario fue que, al poco tiempo, sentía tal respeto por ella que se reavivó mi deseo de aprender.
Básicamente, [mi profesora] me sobornó para que volviera a aprender con caramelos y dinero, y lo realmente extraordinario fue que, al poco tiempo, sentía tal respeto por ella que se reavivó mi deseo de aprender.