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Oscar Wilde siempre me hace sonreír, con respeto y admiración. Sus cuentos demuestran que es posible ser sarcástico, incluso cínico, pero profundamente compasivo. Sólo ver la portada de uno de los libros de Wildes en una librería me hace sonreír.
Oscar Wilde siempre me hace sonreír, con respeto y admiración. Sus cuentos demuestran que es posible ser sarcástico, incluso cínico, pero profundamente compasivo. Sólo ver la portada de uno de los libros de Wildes en una librería me hace sonreír.