Autores:
  • Para algunos cristianos de hoy, este mundo no es un barco que se hunde o un mundo reservado para el fuego. Es un capitolio internacional invadido por indeseables a los que estos creyentes planean echar. Entonces ocuparán su lugar, renovándolo y gobernándolo todo ellos mismos. Tal pensamiento es sintomático de un amor moribundo por Jesús y de un aferramiento a este mundo.