Los estereotipos de que las feministas son feas, odian a los hombres, son peludas o lo que sea, son realmente estratégicos. Es una forma muy inteligente de alejar a las mujeres jóvenes del feminismo, es difundir la idea de que todas las feministas odian a los hombres, o que todas las feministas son feas; y que realmente vienen de un lugar de miedo.