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Confinar a los soldados a funciones puramente militares mientras hay que realizar tareas urgentes y vitales, y no hay nadie más disponible para llevarlas a cabo, carecería de sentido. El soldado debe entonces estar preparado para convertirse en propagandista, trabajador social, ingeniero civil, maestro de escuela, enfermero, boy scout. Pero sólo mientras no pueda ser sustituido, pues es mejor confiar las tareas civiles a civiles.