-
Encuentro muchos inconvenientes en mí misma. Pero, cada vez que visito Lourdes, recibo una lección de reconciliación. Cuando ves a gente enferma o inválida a tu alrededor, te das cuenta de que ¡es pecado quejarse!
Encuentro muchos inconvenientes en mí misma. Pero, cada vez que visito Lourdes, recibo una lección de reconciliación. Cuando ves a gente enferma o inválida a tu alrededor, te das cuenta de que ¡es pecado quejarse!