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Si yo fuera una persona de color en Florida, cogería un ladrillo y empezaría a caminar hacia ese juzgado de Sanford. Los que no lo hacen, los que guardan el dolor y la traición en su interior y de alguna manera se las arreglan para resistirse a la violencia - estos ciudadanos son testimonio de una tolerancia estoica que es más de lo que el resto de nosotros merecemos. Confieso que su paciencia y patriotismo superan con creces los míos.