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El alma y el cuerpo, sugiero, reaccionan simpáticamente entre sí. Un cambio en el estado del alma produce un cambio en la forma del cuerpo y, a la inversa, un cambio en la forma del cuerpo produce un cambio en el estado del alma.
El alma y el cuerpo, sugiero, reaccionan simpáticamente entre sí. Un cambio en el estado del alma produce un cambio en la forma del cuerpo y, a la inversa, un cambio en la forma del cuerpo produce un cambio en el estado del alma.