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Cuando me asaltan pesadas tribulaciones, salgo corriendo entre mis cerdos antes que quedarme solo. El corazón humano es como una piedra de molino en un molino: cuando se pone trigo debajo, gira, muele y tritura el trigo hasta convertirlo en harina; si no se pone trigo, sigue moliendo, pero entonces es él mismo quien muele y desgasta. Así el corazón humano, a menos que se ocupe en algún empleo, deja espacio al diablo, que se cuela y trae consigo toda una multitud de malos pensamientos, tentaciones y tribulaciones, que muelen el corazón.