Autores:
  • La noche era oscura y soplaba un viento frío que empujaba las nubes con furia y rapidez. Había una masa negra y lúgubre que parecía seguirle: no se apresuraba en la salvaje persecución de las otras, sino que permanecía hoscamente detrás, y se deslizaba oscura y sigilosamente. A menudo miraba hacia atrás y, más de una vez, se detenía para dejarla pasar; pero, de algún modo, cuando volvía a avanzar, seguía detrás de él, acercándose lúgubre y lentamente, como un sombrío tren fúnebre.

    Charles Dickens (1870). "Novelas", p.482