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  • El hombre que ahora se enfrentaba a Gashford era un personaje rechoncho y grueso, con la frente baja y retraída, el pelo áspero y abundante, y los ojos tan pequeños y juntos que sólo su nariz rota parecía impedir que se encontraran y fundieran en uno del tamaño habitual.

    Charles Dickens (1872). “A Cyclopedia of the Best Thoughts of Charles Dickens”, p.65