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Pero como soy católico, y ningún católico ha sido elegido presidente, las verdaderas cuestiones de esta campaña han quedado oscurecidas -quizá deliberadamente, en algunos círculos menos responsables que éste. Así que parece necesario que declare una vez más, no en qué tipo de Iglesia creo -pues eso sólo debería importarme a mí-, sino en qué tipo de Estados Unidos creo.