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El hombre es un ser nacido para creer. Y si ninguna iglesia se presenta con sus títulos de verdad para guiarlo, encontrará altares e ídolos en su propio corazón y en su propia imaginación.
El hombre es un ser nacido para creer. Y si ninguna iglesia se presenta con sus títulos de verdad para guiarlo, encontrará altares e ídolos en su propio corazón y en su propia imaginación.