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  • Todo indica que los juramentos precedieron al desarrollo de las maldiciones. Es decir, los improperios, las maldiciones, las exclamaciones y las imprecaciones de tipo inmediatamente explosivo o vituperable precedieron a los discursos y a los rituales posteriores implicados en el reparto deliberado del destino de un enemigo. Los juramentos de la primera variedad sólo salen de los labios, pero los de la segunda salen del corazón. ¡Maldita sea! no es lo mismo que ¡Maldito seas!

    Ashley Montagu (2001). “The Anatomy of Swearing”, p.35, University of Pennsylvania Press